"That doesn't matter. Where I live, everything is so small!"

And, with perhaps a hint of sadness, he added:

"Straight ahead of him, nobody can go very far . . ."

sábado, 14 de agosto de 2010

Desde el baúl del recuerdo...

Esta historia comienza una fría tarde de marzo, es cuándo empezaba el colegio, cuándo los nenes sienten más ganas de jugar… porque saben que les quedan pocos días.
Esperanza caminaba por el parque, ella no era una nena común, no le gustaba jugar como a los demás nenes y nenas, le gustaba caminar por la plaza, mirarlos jugar, enamorarse de sus miradas felices, pero no se sentaba con ellos a jugar, porque sentía que no podría hacerlo. A veces juntaba los juguetes que los nenes olvidaban y los ponía en una repisa como trofeos, o como recordatorios de que ella no sabía jugar pero los demás sí, y ella debía conformarse con las sobras de felicidad de los niños.
Esa tarde, al igual que las demás, ella caminaba por el parque, como todos los días… cuando lo vio tirado en el piso, medio tapado por la tierra. Se acercó con miedo, y lo tomo con sus manos, limpias y blancas.
Era un soldadito, como los de los nenes que ella tanto admiraba... estaba todo sucio y tenía un agujerito en el pecho, le habían mutilado el corazón.
Lo tomó con sus manos y se lo llevó a su casa, lo cuidó, le hizo una casita... comenzó a preparar una curita para el pedacito de plomo que le faltaba. Todas las tarde jugaba con él, le hablaba, le leía historias, le inventaba algunas, pero el soladito seguía sin ser feliz, a veces por las noches, esperanza lo veía llorar. Y ella sentía que no tenia la fuerza de hacerlo feliz.
Aún así, no quería dejarlo ir, y lo guardó en una cajita, lo sacaba todos los días, pero por las noches, lo devolvía ahí para que el no se fuera.
Una tarde el soladito le habló, le contó que el extrañaba inmensamente al nene que lo había roto, que el era feliz con ella pero que no podía olvidarlo, porque con el había crecido y había aprendido a ser un buen soldadito.
Esperanza se enojó y le dijo que ese nene lo había roto y que no entendía porque el quería volver, pero que ella lo llevaría de vuelta a la plaza y lo dejaría allí esperando al nene que lo había dejado. Pero que el podía volver a su casa cuando quisiera que por un tiempo ella lo esperaría, luego intentaría encontrar otros juguetes.. pero por un tiempo no tenía fuerzas para hacerlo. Y así lo hizo:
no entendía porque el no volvía, cuando había pasado casi un mes que lo había dejado, incluso a veces espiaba la plaza y el seguía allí esperando que volviera a buscarlo quien lo había abandonado a su suerte y todo roto.
Una tarde que hacia calor ella lo fue a visitar y le llevó un refresco, el le pidió que se quedara un rato con el, que el no volvería con ella, pero quería saber si ella lo extrañaba.
_no quiero que estés mal, vos tenés mas juguetes, vos no me necesitas, es así no, que sentís?
_para que querés saber que siento?- le pregunto Esperanza
_es que no quiero que sufras por mi, vos que tanto intentaste ayudarme
_es que si en serio lo hago, vos igual no volverías conmigo
_no puedo ser tu juguete, yo ya tuve un dueño y esperare por el, pero quiero saber que estas bien
_no! no estoy bien, si quiero que vuelvas, si quiero que seas mi juguete y cuidarte todas las tardes y que duermas a orilla de mi cama y darte un beso antes de irme a dormir, y contarte mis historias y por fin ponerte la curita de plomo ahí donde la necesitas, y ahora que lo sabes, que ganas?
_yo...
esperanza se paró enojada y se fue corriendo, con lágrimas en sus ojos, con dolor en su alma, con vacío en su corazón.
El soldadito a pasos mas pequeñitos la siguió y la alcanzó a unas cuadras , donde ella se había sentado a llorar.
_Perdóname, no quería hacerte mal Esperanza.
_Te perdono, se que no querías hacerlo, debería yo pedirte perdón por no preguntarte si querías venir conmigo esa tarde que te lleve a mi casa.
_Y si hubiese dicho que si ese día?
_hoy podría odiarte
_y que ganarías?
_no lo se, pero me ayudaría a olvidarte mas rápido
_ódiame, porque hubiera dicho que si
_no puedo odiarte, aun hoy seguís diciéndome la verdad

Esperanza siguió caminando a su casa, le pidió que no la siguiera y que no volviera hasta que este listo para ser su juguete como ella lo necesitaba.
Nunca la volví a ver, pero me dijeron que el soldadito tardo unos días en notar que ya no esperaba que el nene volviera, sino que Esperanza pase por el parque y vaya a visitarlo, pero ella ya no volvió.
Qué hizo el soldadito? hay no lo sé, tampoco lo vi mas en el parque, pero los muñecos de plomo son tan impredecibles.

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